Cada viento que se le pasa a uno por la cabeza, cada llovizna que vaya uno a saber. Todo lo entorpece, todo lo cuestiona, todo lo llora y NADA. Nada que decir, porque no se puede entender. Un nudo grande como los arboles de mi vereda, muchos motivos, pero pocos e inútiles. Hace falta un buen clima de verano.
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